viernes, 4 de septiembre de 2009

EL BOSQUE DEL AGUIL

Hay en Aguachica un sitio maravilloso que guarda con celo y misterio unos vetustos árboles que perezosos se mueven, se mecen y entrelazan sus ramajes elevando una oración a la naturaleza con acompasado murmullo. Lo guardan y lo cuidan estos majestuosos centinelas, por que a sus pies, junto a sus raíces brotan encantadas fuentes cristalinas, que al mirarlas nos permiten violar sus pudores y penetrar en sus senos. Llamado como el “Bosque de los Agüiles” debido a su nacencia de aguas producidas por manantiales ocultos que buscan un sitio lleno de inmensos especimenes de una flora que despide perfumes de sus floraciones, embarcados en el canto permanente de los más bellos pájaros que posan en las ramas constantemente. Está situado en la parte norte de Aguachica junto al caño “El Pital”, que corresponde a la parte urbana de la población, y que está escriturada desde 1924, cuando un gentil llamado Francisco Vergara Barros, entregó al padre Senén Mirabal los terrenos que correspondían a la ciudad. En ese entonces el caserío estaba penetrándose en el Bosque pero la ciudadanía atendió el llamado que hicieron las autoridades para dejar libres sus tierras y convertirlo en sitio de descanso y recreación. En pasados años, el señor Estanislao Rincón Cruz, uno de sus benefactores, hizo reconocer la pureza de estas aguas que sirvieron para una fábrica de gaseosas y se acondicionaron baños y lavaderos públicos a donde concurría el pueblo continuamente. El Bosque del Agüil es considerado como uno de los sitios más bellos del Cesar.
Es lamentable que el desarrollo económico y social de las comunidades venga acompañado por el nefasto deterioro y que problemas de planificación, uso irracional, crecimiento poblacional y otras influencias de carácter social como el desplazamiento forzado, el desempleo rural, la inseguridad, la pobreza y los bajos niveles educativos de cierta parte de la ciudad, estén generando fuertes presiones en los recursos, como el aprovechamiento intenso, sin pensar seriamente en su renovación y preservación.
Esta situación perjudicial, sin lugar a dudas, limita el desarrollo sostenible de zonas biológicamente activas y más precisamente en aquellas donde la vida natural forma parte del acervo cultural y social. Tal es el caso del área conocida como el Bosque del Agüil ubicado al norte de Aguachica (periferia del casco urbano) y cuya importancia lo ha considerado como el pulmón natural más representativo de la localidad. El terreno de aproximadamente seis hectáreas es en la actualidad una zona de reserva ecológica y patrimonio, que como los demás espacios verdes de la ciudad, continúan siendo asaltados y desmejorados directa e indirectamente por el accionar del impulso humano en un orden social, cultural, hasta los problemas de carácter organizacional.

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